Cyn L. García, sobreviviente de abuso sexual infantil y autora del libro En bolsillos chiquitos no entran secretos grandes editado por Niña Pez Ediciones, reflexiona sobre la reciente situación de abuso protagonizada por el Dalai Lama (Tenzin Gyatso su verdadero nombre), de 87 años de edad, líder espiritual del lamaísmo o budismo tibetano, y un niño de 8 años. En plena ceremonia presenciada por centenares de personas, el Dalai Lama besó a un niño y le pidió que le chupara la lengua. ¿Por qué luego se ríe Tenzin Gyatso? ¿Por qué las personas que presencian la ceremonia aplauden ante semejante aberración? ¿Una práctica social justifica un abuso sexual infantil? Como sociedad, debemos rever estas prácticas y proteger las infancias.
Compartimos la reflexión de Cyn L. García, militante contra el abuso sexual infantil:
“Todo el mundo habla del acto violento y abusivo ejercido sobre un niño ante la mirada expectante de un público que aprueba y se divierte con lo acontecido, mientras el niño intenta resistir con alteza tal aberración. Se hace tan evidente en esta imagen que se repite una y otra vez en las pantallas el abuso de poder de una persona adulta sobre un infante y el arremetimiento de los derechos de la infancia que quedan reducidos a un espectáculo en primera plana.
Indignación es mínimamente lo que me causa, aunque no es de extrañar que estos actos se cometan con total libertad e impunidad, desde las grandes instituciones hasta los ámbitos más pequeños, desde Dalai Lama a mamá o papá en casa que besan en la boca a sus hijos como algo permitido y totalmente naturalizado en la sociedad. Hace años vengo trabajando, no sin mucha dificultad y resistencia, sobre la importancia de desnaturalizar estas prácticas. Lo he incluido en el libro (N. de la R.: que pueden adquirir en este link) y sigue dando que hablar cada vez que analizamos el cuento en algún taller y, sin embargo, nos sorprende. Repudiamos ver esto ahora en las noticias.
El abuso contra las infancias en los poderes políticos y religiosos no es novedad. Sólo a modo de ejemplo, el abuso eclesiástico, sabemos, es uno de los más frecuentes pero más escondidos bajo la alfombra. Los actos más violentos se han hecho en nombre de la religión y la espiritualidad, y esto con total aprobación. Y traigo aquí a colación la expresión de molestia e impotencia del niño ante las risas de los presentes que no hacen absolutamente nada para protegerle, y aún peor, los medios que se hacen la gran torta difundiendo la imagen del menor en condenable situación de abuso, una y otra vez revictimizándole, a servicio y merced del morbo, y a justificaciones vanas que intentan normalizar esta atrocidad. Aquí o en el Tíbet, la cosa es lo que es. Una vez más, la infancia vulnerada. Una de muchas que ahora nos pone alerta pero que pronto será olvidada entre las tantas que a diario se pierden en una infinita lista.
Por favor, coherencia”.
Ilustración del libro de Cyn. L García En bolsillos chiquitos no entran secretos grandes.
Cyn L. García
Escritora
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Jessica Boianover
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Martes 11 de abril de 2023