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Arnaldo, ebanista de profesión, de muy joven demostró tener una gran habilidad con la gubia y el formón. Artesano, músico, en fin artista por elección. Con el transcurrir de los años alcanzó a congraciarse con el título de “DON”; lo máximo, según él, en el escalafón social al cual solo unos pocos podían acceder. Siempre le intrigó cómo fueron surgiendo las frases que dieron origen a ciertos refranes, como así también las historias que los fundamentan. Los pocos resultados obtenidos después de una exhaustiva investigación motivaron a Don Arnaldo a ser él mismo el creador de tales leyendas. Es así como el artesano logró sumar otra rama del arte: escribir y representar cuentos.
La obra se desarrolla finalizada la pandemia: los primeros encuentros entre de Don Arnaldo y Matías, su nieto.
En contraposición a lo que sucedía en momentos de cuarentena,
donde parecía que el transcurrir de los días se había detenido,
el vertiginoso ritmo de la vida no tardó en volverse a instalar y con más furia.
El empujón post pandémico recibido por el tiempo hizo que la semana pasara muy rápido,
batiendo todos los récords.
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Arnaldo, ebanista de profesión, de muy joven demostró tener una gran habilidad con la gubia y el formón. Artesano, músico, en fin artista por elección. Con el transcurrir de los años alcanzó a congraciarse con el título de “DON”; lo máximo, según él, en el escalafón social al cual solo unos pocos podían acceder. Siempre le intrigó cómo fueron surgiendo las frases que dieron origen a ciertos refranes, como así también las historias que los fundamentan. Los pocos resultados obtenidos después de una exhaustiva investigación motivaron a Don Arnaldo a ser él mismo el creador de tales leyendas. Es así como el artesano logró sumar otra rama del arte: escribir y representar cuentos.
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En contraposición a lo que sucedía en momentos de cuarentena,
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