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La humanidad está atravesando un momento histórico de gran envergadura: el cambio del paradigma patriarcal.
Jason Foo dice “El relato hegemónico en que se les dice a los hombres que deben ser duros implica que puede ser difícil para ellos demostrar sus sentimientos”. “Ningún pibe nace ‘macho’, se llega a serlo a través de un sistemático proceso en el que se violenta a los niños arrancándoles parte de su humanidad”, analiza Matías de Stéfano Barbero, antropólogo y miembro del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género del Conicet.
“Macho es una forma desigual y jerárquica de organizar el mundo que excede a las personas concretas y puede ser encarnada por cualquiera”, explica de Stéfano Barbero. La masculinidad necesita cuestionarse los privilegios que la acompañan desde que el hombre nace en el seno de una sociedad patriarcal; el camino hacia la igualdad debe venir de la mano de una deconstrucción: revisar sus prácticas, comportamientos y los valores que el patriarcado ha impuesto a los varones.
“No puede ser un proceso impuesto desde el exterior, aunque claramente el contexto, los cambios en las relaciones de poder entre los sexos, los reclamos y exigencias del movimiento de mujeres, van empujando al macho a asumir que le llegó la hora de cambiar”, opina Luciano Fabbri, politólogo e integrante del Instituto Masculinidades y Cambio Social.
¿Cómo vivencian los varones esta nueva forma de ser hombre? ¿Cómo los atraviesa en su comportamiento, en su discurso, en su espacio laboral, profesional, amoroso, sexual? ¿Convive el nuevo hombre en uno que a la vez sigue siendo machista, sexista? ¿Cuándo es que el cambio es meramente superficial?
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La humanidad está atravesando un momento histórico de gran envergadura: el cambio del paradigma patriarcal.
Jason Foo dice “El relato hegemónico en que se les dice a los hombres que deben ser duros implica que puede ser difícil para ellos demostrar sus sentimientos”. “Ningún pibe nace ‘macho’, se llega a serlo a través de un sistemático proceso en el que se violenta a los niños arrancándoles parte de su humanidad”, analiza Matías de Stéfano Barbero, antropólogo y miembro del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género del Conicet.
“Macho es una forma desigual y jerárquica de organizar el mundo que excede a las personas concretas y puede ser encarnada por cualquiera”, explica de Stéfano Barbero. La masculinidad necesita cuestionarse los privilegios que la acompañan desde que el hombre nace en el seno de una sociedad patriarcal; el camino hacia la igualdad debe venir de la mano de una deconstrucción: revisar sus prácticas, comportamientos y los valores que el patriarcado ha impuesto a los varones.
“No puede ser un proceso impuesto desde el exterior, aunque claramente el contexto, los cambios en las relaciones de poder entre los sexos, los reclamos y exigencias del movimiento de mujeres, van empujando al macho a asumir que le llegó la hora de cambiar”, opina Luciano Fabbri, politólogo e integrante del Instituto Masculinidades y Cambio Social.
¿Cómo vivencian los varones esta nueva forma de ser hombre? ¿Cómo los atraviesa en su comportamiento, en su discurso, en su espacio laboral, profesional, amoroso, sexual? ¿Convive el nuevo hombre en uno que a la vez sigue siendo machista, sexista? ¿Cuándo es que el cambio es meramente superficial?