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Camilo le debe su nombre a su abuelo, pero siempre le ha traído problemas, desde muy pequeño. Ahora, luego de la separación de sus padres, su madre y él tuvieron que mudarse. Obvio que Camilo tuvo que comenzar su último año de secundaria en otra escuela, y como no podía ser de otra manera, el “Grupo de abusivos” comenzará a molestarlo por su nombre.
Algo inesperado sucederá justamente con Mati, el líder “macho” de los abusivos, algo que cambiará la historia…
O mejor dicho… las historias. Habrá que decidir cómo terminará.
Cuando los y las adolescentes hablan, con los gestos, con el cuerpo, con las palabras, a los gritos o con silencios… siempre, siempre hay que escuchar… algo quieren decir.
Su nombre lo condicionaba, sobre todo ahora
que se había cambiado de escuela.
Aunque ese era también el nombre de su abuelo,
siempre había sido motivo de burlas desde el nivel inicial,
y más porque siempre había tenido el pelo largo.
... Era extremadamente sensible y eso, muchas veces,
le jugaba en contra, para lo que “debía ser un macho”, según su padre.
... —Ey, amigo, ¿estás bien? —no sabía quién estaba del otro lado de la puerta,
pero le preocupaban los demás, fuera quien fuera.
—An-da-te —respondió una voz entrecortada del otro lado.
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Camilo le debe su nombre a su abuelo, pero siempre le ha traído problemas, desde muy pequeño. Ahora, luego de la separación de sus padres, su madre y él tuvieron que mudarse. Obvio que Camilo tuvo que comenzar su último año de secundaria en otra escuela, y como no podía ser de otra manera, el “Grupo de abusivos” comenzará a molestarlo por su nombre.
Algo inesperado sucederá justamente con Mati, el líder “macho” de los abusivos, algo que cambiará la historia…
O mejor dicho… las historias. Habrá que decidir cómo terminará.
Cuando los y las adolescentes hablan, con los gestos, con el cuerpo, con las palabras, a los gritos o con silencios… siempre, siempre hay que escuchar… algo quieren decir.
Su nombre lo condicionaba, sobre todo ahora
que se había cambiado de escuela.
Aunque ese era también el nombre de su abuelo,
siempre había sido motivo de burlas desde el nivel inicial,
y más porque siempre había tenido el pelo largo.
... Era extremadamente sensible y eso, muchas veces,
le jugaba en contra, para lo que “debía ser un macho”, según su padre.
... —Ey, amigo, ¿estás bien? —no sabía quién estaba del otro lado de la puerta,
pero le preocupaban los demás, fuera quien fuera.
—An-da-te —respondió una voz entrecortada del otro lado.